Y no se deja querer con razón.
La hiperactividad mezclada con la desesperanza,
el goteo implacable de mi nervio,
el sofoco de una cama que quiero deshacer
y no cambiar las sábanas nunca…
Encuentro la calma, la serenidad,
el punto justo del Nirvana,
sólo en su cuerpo desnudo; es cuando calmo,
en el terreno acotado por su almohada,
donde debería buscar el orgasmo sin descanso…
busco allí la eternidad, el silencio,
el jardín japonés inhabitado. Sosiego.
Y se deja querer de otoño a invierno
con su pasmosa habilidad para enviudarme en vida,
su espantosa manera de adorarme en sueños
y olvidarme cuando el sol aprieta…
y como el viento huracanado,
deja arrasado el jardín de flores
y el techo, sin cimiento; tomando el sol
cuando más frío hace…
en mitad
del invierno.
1-junio-2011
maravilloso,impecabe...enviudar en vida! que dolor!
ResponderEliminarbesos admiradisisisisimos!
Muy bueno.
ResponderEliminarEse momento nirvana es único.
besos.
Muy sensuales tus letras que bordas con la delicadeza de un gran poeta.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde Poemas Escritos con el Alma.
Mezcla de sensaciones, de pareceres.
ResponderEliminarDespués de más de dos meses... sigue?
Cariños, Riol.
Buen domingo!
!perfecto! sentido y expresado...las cosas son lo que son...bsss
ResponderEliminarMe encanta!!!un besazo desde la calurosa Córdoba
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