Enseñar a bailar a una princesa
serena mi corazón, lo limpia
de todos los pesares, lo encumbra.
No sólo el sudor me hace sentir vivo,
es el abrazo
encendido,
las taquicardias por el sentimiento
que me recorre al
escuchar
el pegadizo estribillo
y luego pararse, interiorizarlo
y volver a saltar de júbilo…
Es mirar a la cara a la princesa
y sonreír por que ella siente
y los dos sonreímos como niños
y movemos las caderas como Shakiras
y dejamos exhaustos nuestros huesos
tumbados en el sofá
con una sensación extraña, placentera…
¿la felicidad, debe ser muy parecido a esto?
para Paola…
Gracias por visitar mi blog. El tuyo es sensacional. Un poema transparente , me gusta.
ResponderEliminarHuesos cansados en el sofá... ^^
ResponderEliminarTe he dicho ya que me encanta tu blog? x3
Los ojos de una princesita cuando admiran a su "profesor",(llámese, tio, hermano... padre...) cuando sonrien... cuando dejan recorrer por su cuerpecito el ritmo.. cuando se deja inundar por esa alegria innata que tienen los niños y que va inundando todo lo que miran... si, debe ser lo mas parecido a la felicidad.
ResponderEliminarMe ha gustado especialmente esta entrada, me has recordado mis tardes de bailes con mi sobrino de 2 años y mi sobrina de 6... momentos que no tienen precio.
Un abrazo suyo, hace que el mundo se paralice.
Que tierno!...
Me encantó Riol.
Un beso.
No. La felicidad es exactamente eso. Tienes suerte...
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
La felicidad es precisamente aquello.
ResponderEliminarInstantes, minutos, aceleración y calma posterior.
Cariños, Riol.
Un placer leerte así!
La felicidad consiste en momentos únicos, reflejados en una mirada, un beso, una caricia, o un baile con un ángel disfrazado de niña.
ResponderEliminarUn beazo
Atesora el momento...Y durará para siempre.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Las princesas, a esa edad, sí merecen una corona, aunque sea de abrazos.
ResponderEliminarBesos para ti ^^
Me imagino la dulzura de la niña y lo feliz que se sintió aquel instante, de seguro lo atesora en su memoria.
ResponderEliminarUn cálido abrazo,
Diana