Descubro un sueño
y al sendero le descubro
un laberinto, un infierno…
Descanso, recapacito, pienso…
Y al laberinto le encuentro
asideros, resguardos, hospedajes
donde pasar las ventiscas,
donde esconderme del miedo,
donde escribir bajo la luna
lo mucho que te quiero.
No le importa a nadie
y yo lo grito al cielo por que
el sabor de tu boca
es el pozo que da vida
a mis infiernos.
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