Ya lo he vivido antes
y prefiero tener un nudo
a ponerme una corona de espinas si te veo.
La locura sin remedio
me llevo a regalarte un perro de peluche,
desayunar con bombones belgas,
subir en tu ascensor como sino hubiese sitio,
pedir a mi padre que se acercase a tu puerta,
tener el coraje de
recriminarte lo que estás haciendo,
besarte como si mañana estuviese muerto...
y ahora no me salen las palabras,
sólo fumo cada vez que respiro
para que, por lo menos; algo se cumpla...
y ese algo, sea que me muero.
Así por lo menos ahogaría mis nervios
definitivamente, y no precisamente
en una copa de whisky...
¡Me odio de pies a cabeza!
26-diciembre-2011
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