lunes, 14 de septiembre de 2009

Cascabeles de fiesta


Cascabeles de fiesta

se encienden al presentir tu mirada...

pero la rutina se instala en mi hueso

¡Debe instalarse!

Sino luego el dolor es insufrible,

constante; me pinza las vertebras

y atormenta al nervio.

Da lo mismo en que idioma hablemos...

sólo el tiempo, la distancia

y un masaje recolocan el sendero sacro,

evidenciando el alma perenne de una mirada,

aniquilando el verbo amar

-colgado de un cascabel

que, por su naturaleza, sólo suena al moverse-.

Masaje verbal para un hueso

dislocado ya, con el paso del tiempo;

masaje carnal al fin al cabo... sin besos...

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