Una decisión fatídica me apartó
de tus brazos, de tus labios;
de esa piel, de la que me llevo un sabor
a sueño, a descanso, a paz;
después de recorrerla cada segundo
esta mañana que toco a su fin
cuando tus ojos parpadearon,
me miraron y me ataron a ti
tus brazos; y rendidos ante mi cordura
insospechada en mi a estas alturas,
me dejaron desaparecer del primer
sueño
juntos.

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