Vuelta a Hasselt

Pax Hotel. Hasselt. 8 de abril de 2012

Después de unas mini vacaciones inesperadas he vuelto a Hasselt cansado, horrorizado, decepcionado y sin apenas ilusión… pero como esta aptitud sólo depende de una persona que no me llama la atención para nada: ¡Paso! Y vuelvo a mi rutina de dominguero, pasando por alto que ayer cruce la barrera de los 35.

Otra vez en la terracita con mi cappuccino, pensando demasiado en español… estudiando english pitinglish y abrochando los sentimientos para no volver a cagarla; para volver con la cabeza alta, sin tener que guardar nervios encogidos en mi estómago.

Este mes toca ser fuerte, centrarme en tonterías que distraigan mi cabezota (mis dibujitos animEdos, el fútbol, la lectura…), aguantar los cambios como mejor pueda y demostrarme y convencerme de que soy merecedor de lo bueno que me toca vivir. Que lo malo es sólo circunstancial y que con un poco más de esfuerzo y de mano izquierda podré frenar esos males y sonreír más a menudo.

Por descargar mis nervios no pasa demasiado…

Aunque sólo sea por desatascarme,

por renacer al chaval romántico

que en el fondo reluce…

escribir palabras imperfectas

para perfectas creaciones propias

que mitigan una rutina atascada,

que rellenan un vacío tan necesario

                como abismal…

Sólo así puedo sonreír

describiendo caminos inexistentes,

enunciando sueños

con mi acotado vocabulario,

(más bien embrutecido)

acortando las distancias

con cartas sin sellar.

Sentado en la nube más alta

diviso ese mundo que dibujo

sin necesidad de alucinógenos

ni etílicos drenajes…

solo, sentado

                con la brisa agrietando

mi piel morena…

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