Diagnóstico: tocado y hundido.
Insospechado resultado. Todo
Empezó una
Gélida madrugada, cuando mis
Ojos no sentían más que la
Brisa vespertina que la
Acariciaba. El
Rocío se congelaba entre
Tus labios,
Obligándome a limpiarme las
Legañas inoportunas y
Obsequiarme con un roce que aún,
Maravillado me tiene; que aún
Enganchado a ti me mantiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por gritar en silencio