lunes, 10 de octubre de 2011

no tuve más maestro



No tuve más maestro
que tus caricias.

Cuando mudaron;
al desnudo, vino el frío,
y al frío vino el verbo
a guarecerle del sinsentido.

Mas no fue maestro
que a tu altura llegase.
Hacía hervir la sangre,
mas, no la chupaba.
Me entregaba a él desnuda
y sus caricias
            nunca se acercaban.

No encuentro otro maestro
en la ternura
            de las hijas mojadas…
no busco otro maestro igual,
auque mudo
            aun persiste a fuego
en mi piel
                tatuada.

El verbo desinfecta
                        su herida.


            3-octubre-2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por gritar en silencio